Ante la inminente llegada del Huracán Beryl, una estatua del dios griego Poseidón, situada en Progreso, Yucatán, ha desatado críticas y teorías entre los pobladores locales. Algunos residentes atribuyen a esta figura la responsabilidad de los fenómenos meteorológicos que afectan la región, pidiendo su destrucción.
Según los lugareños, la presencia de la estatua ha enfurecido a Chaac, el dios maya del agua y la lluvia, provocando así tormentas y huracanes en el área. Estas afirmaciones han generado un intenso debate en la comunidad, con opiniones divididas sobre la influencia de la estatua en el clima.
Mientras algunos exigen la remoción de la estatua para apaciguar a Chaac y evitar futuros desastres naturales, otros consideran estas creencias como simples supersticiones sin fundamento científico. La controversia destaca el choque entre tradiciones ancestrales y la modernidad en una región con una rica herencia cultural.
Las autoridades locales aún no han emitido un pronunciamiento oficial sobre el destino de la estatua, dejando en suspenso el futuro de esta controvertida figura en medio de la preocupación por la llegada del huracán.